jueves, 31 de marzo de 2011

Lugares de esparcimiento ciudadano

En algunos sitios se llaman simplemente paseos. Son unos lugares agradables, con árboles que protegen de los rigores estivales y, a veces, incluso tienen setos más o menos floreados para hacer más amena la actividad para la que fueron pensados y que no es otra que, como su propio nombre indica, pasear.
En otros se les pone detrás el calificativo marítimo porque, obviamente, transcurren paralelos al mar. También ellos suelen estar salpicados de árboles y otra vegetación, sólo que de especies resistentes a los envites de la brisa marina y del salitre.
En otros, en clara alusión al tipo de árboles más abundantes, se abrevian en alamedas.
Incluso, en algunos, haciendo alarde de modernidad y adaptación a los tiempos, llevan el complemento “del colesterol” por ser el lugar recorrido una y otra vez por quienes, por prescripción médica, deben sustituir el sedentarismo que conlleva nuestro estado del bienestar por el paseo, a falta de otra actividad física más productiva.
En cualquier caso, todos ellos tienen en común ser un lugar ameno donde las personas procuran su solaz, o donde, hasta no hace mucho, los jóvenes festejaban.
De manera que, si con el transcurso de los siglos y la aparición de las ciudades, los huertos se convirtieron en la versión domesticada de los bosques como lugares propicios para los encuentros amorosos, ¿por qué no ha de ser, en la segunda década del siglo XXI, el aeropuerto la versión urbanitas de los anticuados paseos? Imagínenlos, tan monos ellos, perfectamente asfaltados para que puedan ser recorridos con cualquier tipo de calzado y sustituyendo los caducos árboles y setos por modernas y multicolores rayas y por balizas de señalización último diseño. Si lo tienen todo pensado…, hasta tienen una torre de control a modo de atalaya desde donde las antiguamente llamadas sujeta-velas pueden ejercer sus funciones cómodamente sentadas y con todo un sistema de megafonía último modelo a su disposición:

-Ding, dong, dang. A ver, Yónatan, sácale la lengua de la garganta de la Yessi que la vas a ahogar.
-Ding, dong, dang. Vane, hija, ya te vale, deja de magrear el culo al Güili que al pobre le va a reventar la bragueta.

Por otra parte, en esta comunidad autónoma ya estamos acostumbrados a que nuestros políticos lleven a cabo proyectos arquitectónicos multifuncionales. Recuerdo el día de la inauguración de la pista de atletismo del Tramo III del Turia en el que se invitaba a los valencianos a pasear por las nuevas instalaciones y presenciar una competición de atletismo. Los ciudadanos se lo tomaron al pie de la letra y los corredores de 100 metros lisos, al levantar la cabeza en plena fase de aceleración, pudieron comprobar cómo su prueba se convertía en 100 metros con obstáculos móviles y tuvieron que sortear a un padre, su hijo y el balón con el que jugaban al fútbol en plena recta de llegadas; o los de 1.500 metros que, al salir de una curva se toparon con una cuadrilla de señoras emperifolladas y con sus mejores zapatos de tacón alto paseando por las calles 1 a 4 mientras maldecían en arameo porque sus maravillosos tacones de aguja se clavaban en el sintético de la pista. Todo acabó cuando por megafonía una voz tronó:

-¡Eh! Los de atletismo, corred un poco más lento que os podéis llevar a alguien por delante. Hay que joderse, que vais como locos.

De manera que, cuando lleguen los aviones al aeropuerto-paseo, en caso de surgir alguna incidencia que impida que se comparta el espacio de forma armoniosa, bastará con una voz desde la atalaya-torre de control que suene por todo el sistema de altavoces preparado al efecto:

-Ding, dong, dang. El Boeing 747 procedente de Estocolmo, que sea la última vez que vuela tan bajo como para que el tío Vicent pierda su boina.
-Ding, dong, dang. El Airbus A380 procedente de Berlín, como le vea otra vez molestando a la Yeni y al Kevin mientras se dan el lote, lo enviaré rumbo a Bahrein.

Si es que con un poquito de organización, sobra.

2 comentarios:

  1. Hola. Me alegro de volver a leerte. Sin duda, los magníficos dirigentes que nos gobiernan han leído el interesantísimo estudio publicado, qué extraño, por una compañía aérea, en el que se dice que una gran proporción de pasajeros “triunfan” en los viajes en avión. Estoy seguro que con la decisión de crear este tipo de aeropuertos multifuncionales lo único que pretenden es facilitar la ardua tarea de ligar a los ciudadanos menos agraciados. Yo personalmente les estoy agradecido, porque en el tren la cosa está difícil. Así que la próxima vez que viaje a Valencia, quizá coja el avión para probar.
    Un abrazo desde los madriles.
    Pablo.

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  2. Jajaja. Muy bueno, Pablo. Aún añadiría yo otra cosa a ver si me leen y ayudamos a crear empleo: no estaría de más que contratasen expertos para ayudar a los tímidos en el arte del ligoteo, así, entre la teoría y la práctica las esperas se harían más llevaderas.

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