Ayer terminó la competición de ajedrez infantil de las
fiestas de la urbanización donde ¿veraneo? En realidad veranean mis hijos
porque yo…
A lo que iba, había inscritos unos 20 participantes entre los que
sólo había una niña. La competición siguiente era la de parchís y, cuando se
acercaba la hora de inicio, un montón de niñas llegaron al lugar donde estaban
jugando al ajedrez, en espera de que acabasen y poder empezar ellas. Alguien
preguntó a las chicas si sabían jugar al ajedrez. Una de ellas contestó que
habían intentado enseñarle pero que a ella no se le daba bien lo de pensar. ¡¡¡Tiene
12 años!!!
Me llamó tanto la atención que sólo hubiera una niña jugando
al ajedrez y la contestación de la otra, que me acerqué de nuevo cuando jugaban
al parchís. También habría unos 20 participantes, entre ellos, cinco chicos.
Les pregunté a las chicas que por qué al ajedrez sólo jugaban chicos. Las
respuestas por orden cronológico fueron las siguientes:
‒Los chicos son más listos y es un juego para listos.
‒Hay que pensar mucho y nosotras no pensamos.
‒Hay una chica que juega.
Si fueran mis hijas, tendría una seria conversación con
ellas porque a mí me surgen muchas preguntas:
¿Soy yo la única que piensa que si hay algún tipo de juego
en el que el componente sexo no importa son los juegos de mesa?
¿El hecho de que se haya cubierto la cuota mínima con una
chica ya nos debe dejar satisfechas a las demás?
¿Soy yo la única que ve un retroceso en lo que hemos
conseguido las mujeres?
¿Qué tipo de modelo de sociedad tienen estas chicas?
¿Hacia dónde nos dirigimos?
Y no me contesten que están en la edad del pavo porque tengo
perfecta memoria de quién era yo con 12 años y de cómo pensábamos en aquél
entonces (recién inaugurada la democracia) mis compañeras, mis amigas y yo
misma. Y jamás oí decir a ninguna que los chicos eran más listos, ni hubiéramos
permitido que nos lo dijeran. Y también teníamos las hormonas revolucionadas.
Me cuesta entenderlo y no sé si me gusta lo que entiendo.
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