martes, 24 de enero de 2017

SI ES TAN SOLO AMOR (Primera parte)

      Es tan hermosa… No puedo dejar de mirarla. Me enamoré de ella la primera vez que la vi. 
      Fue en el instituto, hace dieciocho años más o menos. Ella llegaba tarde y entró a clase cuando ya estábamos todos sentados y la profesora ya tenía la lista en las manos. Llamó a la puerta mientras la abría y pedía permiso para entrar. Era el primer día de clase y se excusó diciendo que se había perdido. La profesora bromeó y ella se sonrojó, se colocó detrás de la oreja los mechones rebeldes que se le habían escapado de la trenza y se sentó en el primer sitio libre que encontró. 
      Yo la veía desde atrás. Su pelo brillaba al sol. Parecía que un hada había esparcido polvos mágicos sobre su cabeza y había dejado hueca la mía porque era incapaz de atender a la profesora que nos hablaba entusiasmada sobre el programa de la asignatura y el sistema de evaluación.
      Sólo coincidía con ella en Latín y me costaba tanto centrarme en César que casi suspendo una de mis materias preferidas. Tenía que poner remedio a esta situación. Tenía que atreverme a hablar con ella. Estuve observándola y descubrí que se hizo amiga de unas chicas de mi clase de griego así que me acerqué a ellas y conseguí entrar en su círculo de amigos.
      Yo era un bicho raro, pero ellos también eran un poco marcianos así que encajé bastante bien y mantuvimos la amistad aunque no todos coincidimos en la facultad. 

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