lunes, 31 de julio de 2017

Primera medalla de oro olímpica en el atletismo español

      Hoy he leído este artículo:
      https://elpais.com/deportes/2017/07/30/actualidad/1501434247_635178.html?id_externo_rsoc=FB_CC

      Yo recuerdo perfectamente dónde estaba aquella tarde del 31 de julio de 1992. Estaba en mi piso recién alquilado. En un comedor lleno de cajas porque aún no habían llegado los muebles que había comprado. Sobre una de las cajas, el televisor, yo, frente a él, sentada en una de las incómodas sillas que había conseguido hasta que llegaran las mías.
      Conocía a los tres atletas que participaban en los 20km Marcha, pero reconozco que tenía mi favorito.
      Dani y yo éramos amigos, aún lo somos, en la distancia, porque la nuestra es una relación en la que, aunque pasen años sin vernos ni hablarnos, nos vemos y es como si nos hubiésemos despedido el día anterior. Pero además, ese año de 1992 yo entrenaba con Jordi Llopart y estuve en la concentración deportiva de febrero en Ribes de Freser y asistí a esas conversaciones en las que Jordi le decía que si quería adelantarle, tenía que ser campeón olímpico. Cada vez que Jordi, medio en broma, medio en serio, le retaba a superarle, a hacer historia, Dani sonreía y miraba al suelo.
      Yo sabía –y supongo que los demás, también– que si alguien era capaz de conseguirlo, era Dani. Tenía todo lo necesario física y psicológicamente para ser campeón olímpico, a las pruebas me remito y, si la suerte estaba de su lado, ¿por qué no soñar?
      Suerte. Por suerte entiendo todos los factores externos que deben darse para que, coincidiendo con todo lo que uno aporta, se alcancen los objetivos planeados y soñados. Este es un deporte complicado y depende, además, de muchos factores externos. Dani era uno de los grandes de la marcha y se había preparado a fondo. El sueño, la gloria, estaba ahí, prácticamente se podía rozar con las puntas de los dedos.
      Al principio de la prueba de los 20km Marcha, yo todavía podía apoyar la espalda en el respaldo. A medida que la competición avanzaba, me iba desplazando hacia el borde de la silla y los últimos veinte minutos los pasé de pié, animando, empujando mentalmente a Dani, mordiéndome los puños, gritando de felicidad.
      Lo había conseguido. Había hecho historia. Porque aunque algunos crean que el primer oro olímpico español en atletismo fue el de Fermín Cacho en 1.500m.l., lo cierto es que la primera medalla de oro olímpica para el atletismo español la consiguió Daniel Plaza Montero, Dani, en los 20km Marcha.
      Imagino lo que debió sentir al entrar en el estadio, lo que debió sentir su padre al abrazarlo o su madre y también a mí se me eriza la piel.
      Y sobre la calidad humana de Dani, ¿qué puedo decir yo? Baste leer lo que cuenta de Valentí Massana, de su relación con él, de cómo fue ese día de gloria para uno y de desilusión para el otro.